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NUESTRA HISTORIA

MONS. VICTORINO ÁLVAREZ TENA

LA DIÓCESIS DE CELAYA

Por el amoroso designio de la Providencia Divina, Su Santidad el Papa Pablo VI, por la bula Escribae illi Evangelico, fechada en Roma el 13 octubre de 1973 creó la Diócesis de Celaya.  Misma que está situada al oriente del Estado de Guanajuato y  se conforma por once municipios, a saber: Celaya, Apaseo el Alto, Apaseo el Grande, Cortazar, Villagrán, Juventino Rosas, Comonfort, San Miguel de Allende, Dolores Hidalgo, San Diego de la Unión y San Luis de la Paz.

Impulsado por la fuerza del Espíritu Santo y guiado maternalmente por la Santísima Virgen, este pueblo nacido de la Pascua de Cristo y de un renovado impulso conciliar (CLO, p1), inicia su peregrinar  el 18 de abril de 1974, jueves de la Octava de Pascua, fue  el Delegado Apostólico, Mario Pío Gasparí quien ejecutó la bula y dio posesión canónica a Mons. Victorino Álvarez Tena- de feliz memoria-.

 

 


Mons. Victorino Álvarez Tena, nació en Puruándiro, Michoacán,

el día 10 de marzo de 1920.


Ingresó al seminario arquidiocesano de Morelia,

tocándole años difíciles para su formación.

Recibió el diaconado el día 21 de marzo de 1942 en Nuevo México y, en junio del mismo año, regresó a la patria. Al año siguiente, el día 10 de abril, fue ordenado presbítero por D. Luis Altamirano y Bulnes, arzobispo de Morelia.

Juan XXIII lo nombró primer obispo de Apatzingán, Michoacán, en donde fue consagrado obispo e inició su labor pastoral el día 25 de julio de 1962.


El 14 de febrero de 1974, fue promovido como primer obispo de la Diócesis de Celaya.


El día 12 de octubre de 1987 Mons. Victorino Álvarez Tena cayó gravemente enfermo y el 4 de noviembre de ese mismo año, falleció. Sus restos fueron depositados en la Catedral de Celaya.

 Los pasos dados en los primeros trece años de vida de esta Iglesia particular, giran en torno a la implantación de  las estructuras diocesanas -curia y seminario-, a la organización pastoral -parroquias, decanatos, zonas y líneas de acción pastorales-, y al proceso de integración eclesial -los clérigos procedentes de las distintas diócesis, los religiosos y los movimientos laicales.

Una década después, el Santo Padre tuvo a bien nombrar Obispos a dos sacerdotes de esta Iglesia: al Pbro. José María Hernández (1983) y Pbro. Alberto Suárez Inda(1985).

No hay que olvidar, que en un espíritu de información e integración, nació el Boletín diocesano (julio 1974-1981) y desde 1982 la revista “Comunión y Participación” que estuvo vigente hasta 1989.

Le debemos a Mons. Alvares Tena haber dispuesto en materia administrativa la lista de aranceles y estipendios, la concesión de facultades para los decanos; así como los lineamientos de la administración y catequesis de los sacramentos (Bautismo, Eucaristía y Matrimonio.

El Pbro. José Zarate, entonces vicario de pastoral (1984), en la revista comunión y participación, órgano informativo de la diócesis comentó: “…Hemos llegado a estos diez años de caminar como diócesis…sin pesimismos paralizantes, pero también sin triunfalismos adormecedores, ha sido un tiempo de logros y frustraciones, de ilusión y desilusión, de desfallecimiento y esperanza, de búsquedas y avances.

Fue Mons. Alvares Tena quien solicitó a la santa sede, el titular de la diócesis fuera el sagrado Corazón de Jesús.


 

Nació en Culiacán, Sinaloa el 16 de mayo de 1940.

Obispo emérito: 

Fallecimiento: 22 de junio de 2013

Cursó los estudios de humanidades, filosofía y teología en el Seminario de Culiacán.

Fue ordenado sacerdote en la misma ciudad, el 12 de marzo de 1964.


Su Santidad Juan Pablo II le nombró obispo Titular de Belesasa y auxiliar de Culiacán, el 10 de febrero de 1983, recibiendo la consagración episcopal el 4 de mayo de 1983.


El 5 de mayo de 1988 fue designado segundo obispo de Celaya. El delegado apostólico le dio posesión canónica el 24 de junio de 1988.
Es importante no olvidar que el papa Juan Pablo II elevó a sede metropolitana a san Luis Potosí el 5 noviembre de 1988 y quedaron como sufragáneas Celaya, León y Querétaro.

 

 Un año después,  la celebración del XV aniversario de la diócesis sirvió providencialmente para retomar los trabajos para elaborar el plan de pastoral, tarea que se encomendó a una comisión presidida por el Pbro. Fernando Manríquez. Así, como producto de las primeras asambleas diocesanas se aprueba el primer plan de pastoral orgánico; sin duda fue un momento de unir voluntades, esperanzas y  esfuerzos, para testimoniar con la vida y las labores apostólicas, que nuestros deseos, no eran falsos y que este proyecto tan largamente esperado, viene a llenar las aspiraciones de una vida comunitaria diocesana, mas adulta y más madura. (Plan orgánico 1991-1994; p 14).

Los 25 años de la diócesis (1999)  sirvieron para agradecer a Dios  esta historia que entrelaza las grandes hazañas de Dios y los pequeños esfuerzos de quienes intentaron darle una fisonomía propia y dinámica.

Mons. Humberto, dispuso en temas que ven a lo litúrgico: sobre los ministros extraordinarios, prohibición de celebrar fuera de los templos, supresión de dispensas para contraer matrimonio entre menores de edad, de la vestimenta de los clérigos, sobre las celebraciones litúrgicas. Sobre aspectos de la piedad popular emitió reglamentos a propósito de la escenificación de la Pasión del Señor, el culto a los santos y procesiones. En lo administrativo: estatutos del consejo presbiteral y disposiciones sobre la enseñanza cristiana en la diócesis.

Tras la renuncia de Mons. Velázquez Garay, después de 15 años al frente,  se deja una diócesis en crecimiento y con ganas de un trabajo planificado. Disponía de un seminario materialmente casi terminado, pero en espera de  una revisión del plan de formación y de invertir en la instrucción de Maestros y formadores.  Un clero diocesano joven con ánimos para trabajar en metas claras y recomenzar las acciones de un plan de pastoral; un laicado dispuesto a caminar con el Pastor a la cabeza; en fin una Iglesia Diocesana asumiendo los retos del tercer milenio.

En este periodo aparece la revista Redes como el nuevo órgano informativo y fue encargado de su realización Pbro. Gabriel Zamudio (1996-2004). A los medio impresos, se sumó la primer página de internet de la diócesis (2003).


Nació en Tizimín, Yucatán, el 9 de septiembre de 1947,

recibió su formación inicial en su diócesis de origen.

Fallecimiento: 25 de octubre de 2009
El 29 de junio de 1991 fue nombrado obispo
de Autlán y consagrado el 29 de junio del mismo año.


El 26 de julio de 2003 fue nombrado III obispo de Celaya por el Papa Juan Pablo II.


Para el 2003 se contaba con 1,208,000 fieles, un 94% de la población total, atendidos en 62 parroquias por 159 sacerdotes y 49 religiosos; 541 religiosas de vida activa y contemplativa.

En 2003 vivimos la llegada de Mons. Lázaro Pérez Jiménez, su presencia fue siempre cercana -gracias al tiempo dedicado a las visitas pastorales, así  como las intervenciones que tuvo en los medios de comunicación, gracias  a las cuales  formó a la feligresía. No menos importante fue su interés por acompañar y consolidar la formación en el seminario. Así como los decididos esfuerzos por caminar pastoralmente.

Después de una relectura del plan anterior (se pensó en elaborar un nuevo plan y quedó al frente de esta obra la vicaría de pastoral, presidida por Pbro. Asunción Briones. Para Mons. Lázaro un plan diocesano era: tener un rumbo más claro en las tareas apostólicas, una respuesta a las exigencias y desafíos que presentan las circunstancias del tiempo actual. Todo hacia parecer que se caminaba en el rumbo correcto, pero,  su inesperada  muerte en 2009 detuvo la promulgación y la puesta en práctica del plan diocesano.

Mons. Pérez Jiménez dio disposiciones sobre la vida sacerdotal: sobre el cuidado de los sacerdotes jóvenes, los de edad avanzadas,  de las convivencias sacerdotales y reuniones dentro de seminario; en lo administrativo: actualizó de aranceles y estipendios, normas para las notarías y archivos parroquiales y sobre los tramites del matrimonio; en cuanto a los sacramentos: normas diocesanas sobre la celebración de la santa Misa y el sacramento del matrimonio.

El formato de revista de Redes, cambió a periódico en el 2004. En el decanato de Comonfort da inicio la trasmisión radiofónica por internet (2008).

El papa Benedicto XVI, el 25 de noviembre del 2006, elevó a sede metropolitana a la diócesis de León, quedando como sufragáneas Querétaro, Irapuato y Celaya.


 

 

Nació en Ixtlahuacán del Río, Jalisco, el 9 de septiembre de 1945,

recibió su formaciónsacerdotal en el seminario de Guadalajara, Jal.

Ordenado sacerdote el 14 de abril del 1974 y

consagrado obispo el 8 de enero del 2000

como auxiliar de Guadalajara y en el 2003,

XII obispo de Tabasco.

Obispo emérito de Celaya​:  12 de junio de 2021
 

Su Santidad Benedicto XVI lo nombró IV obispo de Celaya, tomó posesión de la diócesis el 23 de junio de 2010.


Tuvo a bien ratificar el Plan de Pastoral y sumarse a la tarea de hacer de la diócesis una Iglesia renovada y misionera, trabajando toda ella en la pastoral de conjunto con espíritu eclesial y espiritualidad de comunión ( II Plan de Pastoral, p. 3).

En estos casi 11 años de trabajo cambió la estructuración diocesana con la creación de nuevas parroquias y cuasi parroquias, nuevos decanatos y zonas pastorales, en la necesidad de formación de los agentes de pastoral y la formación del seminario enviando sacerdotes y seminaristas para especializarse. Con las visitas pastorales se impulsó la implementación de las comisiones de pastoral en las parroquias, y como una necesidad aplazada,  la construcción de una nueva catedral que refleje la vitalidad de la  Iglesia en la sociedad actual, siendo un signo de comunión ante el mundo y los hombres de buena voluntad.

Mons. Benjamín promulgó las disposiciones diocesanas para los sacramentos de iniciación cristiana; en lo administrativo, actualización sobre la competencia de los decanos, actualización de los estatutos del equipo diocesano de animación y coordinación pastoral y del consejo presbiteral, también sobre las atribuciones de la comisión de mi nueva catedral y de la dimensión de arte sacro; en cuanto a los sacerdotes, reguló lo referente a la manutención de los sacerdotes mayores y enfermos.

En el 2012 su santidad Benedicto XVI llamó al ministerio episcopal al Pbro. Gonzalo Alonso Calzada Guerrero.

Al tomar fuerza las redes sociales, en el 2018 se trabaja en la cultura digital y se asume la estructura propuesta por la CEM para la pastoral de la comunicación. 

A un mes de cumplir los 75 años (2020), Mons. Castillo Plasencia presenta la renuncia como dispone el derecho canónico. Nueve meses después el 12 de junio 2021 es aceptada por el Papa Francisco, al mismo tiempo que se hace público el nombramiento de Mons. Víctor Alejandro Aguilar Ledesma hasta entonces auxiliar de Morelia como V Obispo de Celaya.

 

 

V Obispo de la Diócesis de Celaya

A su llegada, la diócesis de Celaya contaba con 1,691,541 católicos, es decir 91.32 % de la población total de los 11 municipios que integran la diócesis, atendidos en 83 parroquias y 2 cuasi parroquias; por 203 sacerdotes diocesanos y 66 religiosos, religiosas 384 y 32 grupo de fieles.

En este breve tiempo, se ha trabajado en la revitalizacion de la pastoral diocesana post pandemia, impulsando un trabajo más activo, valiente y decidido y se ha retomado el II plan de pastoral. Hay un interés por la formación del clero, el equipo formador del seminario y de potenciar el grupo de formación permanente, la cercanía del obispo a los fieles en los decanatos y parroquias a través de su presencia y formación de los agentes. Se ha retomado la obra de la nueva catedral.

Mons. Víctor Alejandro ha dispuesto sobre las celebraciones litúrgicas, actos de piedad y devoción post pandemia, sobre el precepto dominical y la participación presencial; en cuanto a la instrucción de los fieles: ha insistido en la formación integral y permanente de catequistas y del encuentro diocesano de los ministros extraordinarios.

Al iniciar este año jubilar por el 50 aniversario de vida de esta amada Diócesis, damos gracias a Dios por un pasado lleno de bendiciones, por  el presente rico de esperanzas y retos, y confiamos en la providencia Divina de ser una Iglesia particular alegre y comprometida en la misión encomendada.

Por: Pbro. Luis Miguel Juárez Hernández

 

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MONS. JESÚS HUMBERTO VELÁZQUEZ GARAY

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MONS. LÁZARO PÉREZ JIMÉNEZ

MONS. BENJAMÍN CASTILLO PLASCENCIA

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MONS. VÍCTOR ALEJANDRO AGUILAR LEDESMA

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